Jesús presentó la parábola del hijo pródigo con el fin de exponer acertadamente el cuidado tierno, amante y misericordioso ejercido por su Padre.
Aunque sus hijos yerren y se aparten de él, si se arrepienten y vuelven, él los recibe con el gozo manifestado por un padre terrenal que recibe a su hijo perdido durante largo tiempo pero que regresa arrepentido (Manuscrito 132, 1902).